La Terapia Gestalt es la rama terapéutica de la psicología humanista o de lo que se llama la Tercera Fuerza de la Psicología. Se caracteriza por ser una terapia no directiva, por poner la mirada en la dimensión emocional y corporal, más que en la cognitiva, como lugar donde se elaboran e integran aquellas experiencias dolorosas que no han sido sanadas y que el pensamiento racional nos presenta, en forma de explicaciones, justificaciones, resentimientos, culpa o cualquier pensamiento evitativo del dolor y que la conducta nos muestra en forma de actitudes automáticas y/o síntomas.
Una de sus bases teóricas es la corriente humanista de la psicología. C. Rogers y A. Maslow defienden un ser humano de naturaleza armónica, que tiende a la autoregulación y a la autorealización. La corriente humanista miraba a la persona como un agente activo en proceso constante, que tiende a la homeostasis, busca el equilibrio, adaptándose al medio, desde la colaboración y el vínculo y no desde la competitividad. Rogers defendía un tipo de terapia donde la persona es validada por el terapeuta de tal modo que la relación terapéutica es la que propicia la transformación personal.
La Psicología de la Gestalt es otra de las importantes influencias de la terapia Gestalt. Para los psicólogos de la Gestalt el entorno y la persona interactúan, de tal manera que una cosa no existe sin la otra. El comportamiento, por tanto, es un fenómeno que se enmarca en un campo donde la figura (la persona) y el fondo (el ambiente) tratan de acomodarse. El organismo tiende a resolver/cerrar lo no resuelto/inconcluso. Existen experiencias no resueltas, no sanadas, que se recuerdan o que duelen después de años, que se viven con resentimiento o rabia y que el organismo consciente o no trata de cerrar, cuando se cierran en falso, se cierran reactiva y neuroticamente. La tarea terapéutica tiene que ver con identificar esos asuntos, poner en relación todos los elementos y buscar soluciones creativas y sanadoras en vez de soluciones evitativas y patológicas.
La Terapia Gestalt incorpora otras corrientes de pensamiento filosóficas como el Budismo y el Taoísmo como formas más eficaces de estar en contacto con las partes de uno negadas, ampliando el campo de percepción de lo de fuera y de lo de dentro para lograr mayor equilibrio y más capacidad de estar en un contacto con un uno mismo más auténtico y completo y con un mundo de fuera más real y satisfactorio.
El psicoanálisis influyo a Fritz perls, padre de la Gestalt y discipulo de Freud, adoptando el concepto de inconsciente con algunos matices, los mecanismos de defensa y las fases del desarrollo del niño/a.
Por último mencionar la influencia de las terapias de modificación de conducta, en cuanto a la consideración de que el ser humano se hace y no nace, que el ambiente puede hacer la mayor parte del trabajo de modelar a la persona, su carácter, sus preferencias, sus patologías y sus capacidades y que todo lo que necesitamos ocurre aquí y ahora, en el presente. En Gestalt, no existe el pasado y el presente desde un punto de vista lineal, todo pasa ahora, lo que no se resolvió en el pasado sigue estando en el presente y es en este presente donde se resuelven los acontecimientos.
La terapia Gestalt, es una terapia de contacto, experiencial, que trabaja con el organismo que comprende lo mental, corporal y emocional como un todo indivisible, que trabaja en el aquí y ahora, confía en la capacidad de la persona de saber de si misma más que cualquier otra y de ir ampliando su capacidad de darse cuenta que le otorga la posibilidad de autosatisfacerse y autoapoyarse, con un acompañamiento que confronta lo evitativo y acoge lo genuino en la propia relación terapéutica.